La Escuela Lingüística de Valparaíso (ELV), bautizada así por el Director de la Academia Chilena de la Lengua, el destacado lingüista y humanista Alfredo Matus Olivier, en el año 1995, al sostener que el conjunto de investigaciones de algunos de los académicos del Departamento de Lingüística de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) “se acercaba a la constitución de un paradigma”, hoy se ha posicionado de modo certero y su lugar en el mundo científico se impone por sí misma.
Tal designación (ELV) responde al trabajo que durante años viene realizando un grupo de lingüistas de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, al que se han incorporado, en ocasiones, especialistas de otras universidades nacionales y extranjeras. Lo que convoca y une a todos ellos es un enfoque del lenguaje desde una perspectiva psico-socio-lingüística y sobre todo una concepción integral del hombre como un ser trascendente que construye y re-construye su mundo en y por el lenguaje. Desde el año 1985 esta visión se ha difundido gracias, no solo a las publicaciones en diversas revistas especializadas y libros que han realizado los integrantes de la Escuela sino, además, por la formación de jóvenes investigadores que han obtenido sus grados de Magíster en Lingüística Aplicada y de Doctor en Lingüística con nosotros en la PUCV.
En este documento, a modo de declaración de algunos principios fundantes, quiero dejar plasmado el recorrido de algunas ideas centrales para la ELV y establecer también un marco de referencia de algunos de los objetivos que constituyen parte de nuestra misión.
El primero que formuló explícitamente la concepción de hombre y de lenguaje que sostienen la mayor parte de las investigaciones de la Escuela Lingüística de Valparaíso fue el profesor Luis Gómez Macker, ardiente defensor del carácter espiritual del hombre y de la necesidad de fundar el estudio del lenguaje en una concepción integral del mismo, como ser racional, social y libre en su capacidad creativa…
Expresa Gómez Macker en su discurso de incorporación como miembro correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua que:
“es posible afirmar, sin peligros metaforizantes que el hombre nace a la vida varias veces y en distintas circunstancias… La vida natural o biológica… se recibe o se obtiene sin ninguna participación del individuo. En cambio, la vida cultural, social, laboral, o la vida sobrenatural, trascendente, de él dependen y en su cultivo o desenvolvimiento el hombre participa. (…) En todas ellas la palabra juega un rol fundamental. En la palabra se nace a la educación sistemática, a la vida grupal, a la vida del trabajo, a la vida amorosa, matrimonial o familiar, a la vida del espíritu. Se nace y se renace” (Gómez Macker, 1987).
Desde este marco, debemos declarar que concebimos al hombre como un ser trascendente y consciente de su ser, características que, precisamente, lo diferencian de otros seres vivos y que, del mismo modo, le otorgan un rasgo distintivo. En este sentido, el hombre tiene una facultad que le permite construir el mundo que lo rodea y construirse a sí mismo:
“El dualismo de la persona humana cubre múltiples dimensiones que se entrecruzan y complementan. La persona humana es genética y cultura; cerebro y yo; individuo y sociedad; inmanencia y trascendencia; tradición e innovación; persistencia y cambio; todas ellas, entrelazadas de manera indisoluble, confguran su unidad sustancial” (Peronard & Gómez Macker, 1985: 1).
Este extracto refleja un principio al que la mayoría de los miembros de la ELV adscribe y se proyecta en múltiples dimensiones. Marianne Peronard y Luis Gómez Macker (1985: 1) sostienen que el lenguaje:
“…resulta del comportamiento consciente del hombre y le permite representar significativamente el mundo exterior y sus propios mundos interiores: de su intimidad personal, de la ciencia, de la técnica, de la literatura, del arte y de la fantasía. Mediante el lenguaje, el hombre expresa su conciencia del mundo y la participa con otros. Mediante el lenguaje, el hombre re-crea el mundo que lo rodea y crea mundos nuevos desconocidos”.
Es de destacar la temprana visión interdisciplinaria que Peronard y Gómez Macker detentan y que logran imprimir en su propuesta inicial de un modelo de comprensión lingüística. En este los autores manifiestan explícitamente su concepción antropológica del lenguaje y su visión trascendente y dualista del ser humano. Entre las muchas aportaciones conjuntas producidas por este equipo de lingüistas, es factible que una de las más relevantes sea la ponencia leída con ocasión del Encuentro de la Sociedad Chilena de Lingüística en el año 1982: “Reflexiones acerca de la comprensión lingüística: Hacia un modelo”, posteriormente publicada en la Revista de Lingüística Teórica y Aplicada (Peronard & Gómez Macker, 1985). En ese artículo, quedan claros sus supuestos acerca del ser humano, sujeto de la comprensión lingüística:
“El hombre en cuanto persona está constituido sustancialmente por dos principios diferentes, cuerpo y espíritu, aunque tan relacionados que conforman una sola entidad. Por sobre este dualismo natural predomina en él un monismo centralizador presidido por la conciencia… El espíritu del hombre es trascendente, no posee límites físicos” (Peronard & Gómez Macker, 1985: 19).
Sin duda, esta clara opción en favor de un ser humano trascendente y poseedor de un alma hace de este modelo una propuesta singular en el contexto científico actual en el que cada vez parece primar una visión más radical de corte biologicista con sustento en las investigaciones acerca del genoma, excluyente de toda alternativa no corpórea (Fischer, 2004). Si bien es cierto que empíricamente puede resultar muy difícil argumentar una visión dualista, el compromiso no ingenuo de Peronard y Gómez Macker (1985) constituye una opción saludable y fundamental.
Así, un aspecto caracterizador y distintivo de la concepción de la comprensión lingüística en tanto acto mental, por una parte, pero acto lingüístico, por otra, según Peronard y Gómez Macker, es el requisito imprescindible de la comunicabilidad. Ellos sostienen que la comprensión propiamente tal es:
“…cuando resulta comunicable, por lo menos para sí mismo; participativa, pues es en tales casos, cuando el yo personal revela (…) qué ha comprendido. (…) un acto de comprensión no alcanza su plenitud sino cuando es apto para ser coparticipado” (Peronard & Gómez Macker, 1985: 29).
Será esta visión esencial la que se constituirá en eje fundante para los miembros de la ELV. Todo esto se desarrolla aún más. Así, Peronard y Gómez Macker (1985: 31), aportan otros rasgos fundantes acerca del proceso de comprensión lingüística:
“El hombre no solo sabe hablar y comprender; sabe, además, qué comprende; sabe que está comprendiendo; y es capaz de saber con certeza o “convencimiento” cuándo aquello se ha alcanzado…”
Seguidamente, estos aspectos nucleares se afianzan de manera decisiva cuando ellos proponen:
“Todo ello y mucho más comienza a aclararse cuando se admite el carácter excepcional de la conciencia autoconsciente, capacitada para realizar procesos metaconscientes, cuando se vislumbra la naturaleza misma del yo personal que podría constituirse en componente fundamental para la explicación del acto o proceso de la comprensión lingüística” (Peronard & Gómez Macker, 1985: 32).
Del mismo modo, Giovanni Parodi (2007: 225), desarrollando esta línea de pensamiento, afirma:
“concebimos al ser humano como poseedor de una facultad particular del lenguaje y de la cognición, la cual lo constituye en un ente reflexivo y trascendente. Facultad que le permite, a través de procesos educativos permanentes, ser capaz de co-construirse como persona que participa activamente en su sociedad y de autogestionar su propio conocimiento en la interacción psi-socio-discursiva”.
En otras palabras, desde el núcleo de los fundadores de la ELV, postulamos que el ser humano, siendo una unidad substancial, es dual en múltiples dimensiones: individuo y sociedad, genética y cultura, cuerpo y mente, es por ello que Parodi habla de un “dualismo monista” que postula la existencia de una dimensión no física del ser humano.
“…sostenemos que mente y cerebro no son exactamente lo mismo, pero sí están intrínsecamente vinculadas y constituyen una unidad singular (…). Sustentar esta compleja visión mentalista implica, por un lado adherir a una comprensión del ser humano como sujeto poseedor de una conciencia de sí mismo (…). Conciencia del yo y facultad del lenguaje se constituyen en núcleos vitales de nuestra concepción del ser humano” (Parodi, 2007: 225).
Esta facultad, única del ser humano, en realidad es un conjunto de competencias relativas no solo al sistema (lengua) que se usa en su entorno en las diversas situaciones sociales (registros), sino también relativas al conocimiento de diversos dominios disciplinarios y, por último de las relaciones que cree tener con su interlocutor. Aún más, solo el hombre:
“…puede usar la palabra para crear mundos de palabras, para mentir e inventar, para hablar de lo irreal, de lo inexistente, de lo absurdo (…). Ninguna organización humana es posible si no se vierten en palabras las necesidades, los procesos y los proyectos de sus miembros” (Gómez Macker, 1988: 24).
Todos estos fundamentos antropológicos y epistemológicos, esbozados sucintamente, han orientado a los investigadores que se sienten miembros de esta Escuela hacia el estudio del uso del lenguaje (adquisición, comprensión y producción), la faceta de este multidimensional fenómeno que Coseriu denomina “el hablar” y que Saussure denomina “el habla”. Abordar este aspecto del lenguaje requiere, desde nuestra perspectiva, un tratamiento interdisciplinario que considere el carácter teleológico de la actividad del ser humano creado y creador de su entorno cognitivo y sociocultural.
La riqueza de temas de investigación que nuestra perspectiva permite al interior de cada una de estas facetas de la actividad lingüística explica la variedad de líneas que se han desarrollado al interior de la Escuela Lingüística de Valparaíso a lo largo de los años. Así, por ejemplo, en relación a la adquisición lingüística, algunos miembros de la Escuela han estudiado la evolución ontogenética de la lengua materna tanto en niños normales como en niños con problemas cognitivos, así como en niños de diferentes estratos socioculturales. Otros miembros han preferido el estudio de la adquisición de aspectos muy definidos de la lengua materna como la adquisición del lenguaje figurado, actos de habla indirectos o proverbios. En los estudios de la comprensión y de la producción, aun cuando se han enfatizado aquellos relacionados con el lenguaje escrito, la diversidad de estudios es aún más rica puesto que se han hecho trabajos comparativos con sujetos de las más diversas edades y estratos sociales, mientras que otros investigadores se han interesado por analizar comparativamente las variedades que se dan al interior de una misma lengua ya no solo relacionadas con los sujetos mismos sino con los diversos quehaceres en los que se desenvuelven las personas (géneros o registros). Las últimas tendencias abordan el discurso especializado, la teoría de los géneros, la lingüística sistémica funcional en sus desarrollos para la lengua española, la lingüística de corpus y los estudios de semántica computacional. No se pueden dejar de mencionar los pioneros desarrollos en programas computacionales tanto para el desarrollo de habilidades psicolingüísticas como aquellos enfocados en el tratamiento del lenguaje natural a través de corpus digitales.
Como puede desprenderse de lo anterior, la Escuela Lingüística de Valparaíso ha acogido y sigue acogiendo una gran variedad de inquietudes e intereses, a condición de que sus investigadores compartan supuestos básicos acerca del hombre y de su lenguaje, en pos de nuestro objetivo central que es:
“…aportar progresiva y acumulativamente a delinear, cada vez más en detalle, aspectos de esa nuestra visión psico-socio-discursiva…” (Parodi, 2007: 225), hasta lograr una teoría integral acerca del uso de una lengua particular y del lenguaje.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Fischer, A. (Ed.) (2004). Nuevos paradigmas a comienzos del tercer milenio. Santiago de Chile: Aguilar.
Gómez Macker, L. (1987). El lenguaje humano. Discurso de Incorporación como Miembro Correspondiente por Valparaíso a la Academia Chilena de la Lengua. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, Noviembre de 1987.
Gómez Macker, L. (1988). Fundamentos antropológicos del lenguaje. Discurso de Incorporación como Miembro de Número a la Academia Chilena de la Lengua. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, Octubre de 1988. Boletín 68: 87-105.
Parodi, G. (2007). Comprensión y aprendizaje a partir del discurso especializado escrito. En G. Parodi (Ed.), Lingüística de Corpus y discursos especializados: Puntos de mira (pp. 208-224). Valparaíso: EUVSA.
Peronard, M. & Gómez Macker, L. (1985). Reflexiones acerca de la comprensión lingüística: Hacia un modelo. Revista de Lingüística Teórica y Aplicada, 23, 19-32.